Nunca entendí las furiosas críticas al Carnival Is Forever
de Decapitated. No digo que sea un disco intocable (aunque debería), sino
aquellas que no entendían el contexto de por qué había surgido dicho álbum y
dicho cambio. Sobrevivir a un trágico accidente de tráfico que te deja sin tu
joven prodigio a las baquetas y a tu cantante comiendo sopa en casa, no es
fácil, de hecho la gran mayoría de bandas habrían dado carpetazo al grupo,
perfectamente entendible por el golpe sufrido.
Pero Vogg sacó las fuerzas de donde no las había y resucitó
a la banda. A priori puede parecer lo
fácil, pues Decapitated ya tenían un status previo, pero volver a esa banda ,
sin tu hermano, psicológicamente no es sencillo. Así que se pilló a nuevos
músicos y con ellos lanzó el Carnival Is Forever, donde hicieron lo que les dio
la gana. A los fans de su sonido de toda la vida, por norma general no les
gustó un ápice la modernización de sonido, más cercano a Meshuggah. Hace un
tiempo dejé clara mi opinión. Me pareció un grandísimo álbum, un punto de
partida distinto, tanto que era incomparable al resto, sin que esto implique
despreciar la calidad de sus otros trabajos. Además, después de haberse
sobrepuesto a un incidente tan bestial años antes, te da más autoridad aún para
hacer lo que te dé la gana, sin importar lo que digan. Y si hubiesen cambiado
sin muertes de por medio, qué coño, pueden hacerlo igualmente.
Pero después del regreso triunfal, con unos cuantos años de
gira a sus espaldas ¿ahora qué? Posiblemente la tarea de el segundo disco post
regreso, sea más jodida que la del primero, pues con el reinicio, hagas lo que
hagas, relevancia y publicidad tendrás, pero con la secuela ya estás en el
redil, la sorpresa se ha acabado, y las expectativas, ya sea para igualar el
trabajo bien hecho o resarcirte de la decepción, son altísimas. Por eso, al
igual que un equipo de fútbol que sube de segunda a primera división, lo jodido
es el segundo año en la máxima categoría.
Pues siento decir que la palabra que mejor define a Blood
Mantra es: Decepción. ¿Es un mal disco, un fiasco? Es un trabajo irregular,
de grandísimos temas y canciones pasables, y lo peor es que no hablamos de un
álbum de 18 temas, sino de "solo" 9, y con 46 minutos de por medio.
Habría quedado mejor un EP, sin duda, pero tras 3 años sin nada nuevo que
llevarnos a la boca, un EP habría resultado insuficiente a los ojos de muchos
(de nuevo, las expectativas). Pero es lo que hay, es un disco irregular y no hay
excusa "moral" de ningún tipo. Con Vogg y Rafa Piotrowski asentados
como equipo, habría sido lógico el seguir el camino marcado por Carnival Is
Forever, pero han dado medio paso hacia atrás, se han quedado en tierra de
nadie, y da la sensación de que han intentado contentar a todo el mundo. Y es
que si te quedas en medio de las dos aceras, te atropellan. Un disco
insuficiente para los que aman a los antiguos polacos (que a estas alturas ya
deberían haber abandonado el barco, pues del Death técnico del Winds Of
Creation quedan las hemerotecas), e insuficiente para los que amaban el camino
más moderno, pues se aleja de dicho sonido para ofrecernos algo que, creo que
ni ellos mismos saben.
Se ha echado en falta Krimh, su batería post reunión y una
mala bestia en el apartado técnico. Tal vez por eso las líneas de batería son
más simples y les falta algo de gancho. Más lineales, previsibles y planas. No
dudo que en directo sea capaz de mantener el ritmo de la banda, cualquier no
entra en Decapitated, pero desde luego, se esperaba más.
No obstante, queda esperanza cuando, nada más oír el inicio
del disco te pegan una patada en la boca con el nombre de "Exiled in
Flesh". Recuerda a Carnival no sólo por ser un tema rapidísimo, que te
agarra y no te suelta, con un riff fantástico, también por ese final acústico
ambiental que da ese aura misteriosa similar al álbum de 2011. Lástima que le siga
"The Blasphemous Psalm to the Dummy God Creation", canción que a pesar
de durar poco más de 2 minutos, aburre. Adolece de los males que comentamos:
simpleza y previsibilidad.
La sorpresa llega con "Veins", y no sé si de
manera positiva o negativa, pero recuerda bastante a Slipknot en su riff
principal, por su afinación y ritmo. No pasará a ser uno de mis favoritos,
desde luego, incluso contando con una parte final machacona que mejora el nivel (sin que sea tampoco demasiado alto). El tema
homónimo, por fortuna, hace ver quiénes son Decapitated, se nota que aquí
estaban inspirados para componer otro trallazo que sí que pasa rápido del gusto. Aquí hay cambios de ritmo que merecen la pena, de los que quitan el hipo. Aquí
se hacen valer.
Seguimos con la parte interesante del álbum, concretamente
con "Nest", que a pesar de su ritmo constante en casi todo el tema,
puede dar cabida a un interludio más relajado, o a un solo de Vogg que rompa la
cadencia rítmica durante unos instantes, pero nos queda la sensación de que en
otro disco, esta canción habría sido bastante más mediocre. Parece pues, el
tuerto entre ciegos.
"Instinct" por su parte, se sitúa junto con
"Exiled in Flesh" y "Blood Mantra" como lo más destacado
del disco. No me hace falta describir la canción en este caso, simple y
llanamente son ellos bombardeando tu mente y oído, con ese riff y solos 100%
marca de la casa. Nada nuevo, pero cuando se homenajean a ellos mismos, nadie
les gana.
A partir de "Blindness", por desgracia, ya podemos
ir cogiendo el coche de camino a casa, que luego hay atasco. Un tema de 7
minutos lento, monótono y sin encanto alguno, encima va detrás de un monstruo
como es "Instinct", las comparaciones duelen más si cabe. Ya para
acabar de amargarnos la sesión viene un tema que vaga entre lo industrial y lo
ambiental, que no aporta absolutamente nada, ni sabemos a cuento de qué viene.
La manera perfecta de dejarnos con la cara de idiotas. La traca final acaba con
la floja "Moth Defect", carne de Cara B en cualquiera de sus discos.
Tiene sus momentos, pero nos deja igual de fríos que un cadáver.
Que de 9 temas ni la mitad sean notables, en un grupo como
Decapitated, que jamás han bajado el nivel es preocupante. Será que como
fanático de todas sus épocas, pido demasiado, un disco de 9, no algo correcto
para lo que son sus estándares. Muchos morirían por componer alguno de los
temas más brillantes del álbum, pero para los polacos, varios temas buenos en
una de sus obras, no es suficiente.
No pido un regreso a las raíces, porque es imposible, y
porque no tiene sentido alguno volver a un redil donde fueron los maestros
absolutos, para mezclarse con los clones. Les ha costado 7 discos tener un
patinazo de verdad. Lo bueno, que de los errores se aprende, aunque tarden
otros 3 años en hacer un álbum que los devuelva los altares, que se tomen el
tiempo que haga falta. Lo hicieron una
vez, pueden volver a hacerlo. Confiemos en Vogg y sus chicos.
Nota: 6
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