Buscar este blog

viernes, 27 de abril de 2012

Crítica de discos: Soufly - Enslaved (2012)


Hoy por hoy Max Cavalera es un artista muy dependiente. Puede sonar muy negativo, y en cierto punto lo es. La evolución que ha sufrido Soufly ha venido muy condicionada por los músicos que han acompañado al brasileño. Repasemos un poco. Su primera etapa, que podría ser calificada con Nu Metal abarcó el disco homónimo, Primitive y 3. En este último se notaba un pequeño bajón en las tareas compositivas, cierta insistencia por el Nu Metal, ese movimiento que ya empezaba a decaer. Carpetazo y nueva etapa con nuevos músicos.
Sale Prophecy, en tierra de nadie y muy experimental, como si quisiese probar de que están hechos sus nuevos compañeros.
Pero en 2005 viene el cambio relevante, Dark Ages, con un aire bastante más Groove/Thrash, muchos claman una vuelta a las raíces de Max Cavalera, lo cierto es que sin sus nuevos compañeros de viaje no habría podido iniciar esta nueva etapa. Llegamos a Conquer y Soulfly se "metalizan" aún más, y de pronto Omen, el tercero con la misma alineación, es un bajón brutal en todos los sentidos. Unos temas monótonos que ni siquiera los artistas invitados logran salvar y unas letras dignas de un chaval de 15 años que acaba de formar su primera banda de Thrash.
La historia se repite, tal vez motivado por el excelente estado de forma de sus ex compañeros, decide hacer borrón y cuenta nueva, y por si fuera poco, la relación con sus entonces compañeros estaba peor que nunca, salvo con uno, Marc Rizzo, ese ha sido el auténtico salvador de Cavalera. Va a tener que agradecerle infinitamente el haberle encontrado, porque musicalmente le ha salvado los muebles, no es casualidad que en todo proyecto que emprenda el brasileño, el guitarrista latino siempre esté presente.
 Toda esta introducción sirve para decir que nos encontramos de nuevo ante un nuevo ciclo de Soulfly, músicos nuevos en la base rítmica, el batería David Kinkade y Tony Campos a las cuatro cuerdas. Dos hombres experimentados en el campo de Metal Extremo, y que está claro que los ha elegido para hacer de Soulfly algo más cafre. La pregunta es ¿lo habrá conseguido?
La extraña intro Resistance denota que estamos ante unos Soulfly distintos, más oscuros, aunque es con Word Scum cuando estalla la bomba. Una potentísima base rítmica nos recibe, siendo seguida por unos riffs rápidos que nos demuestran que esta vez Cavalera ha decidido jugar al Death Metal, y por si fuera poco encontramos de invitado en los estribillos a Travis Ryan de Cattle Decapitation, otra banda estandarte del Death Metal actual, y como siempre se nota la mano de Mark Rizzo en los fantásticos solos que se marca en todo el disco, y para rematar el tema, Blast-Beats. Toda una declaración de intenciones. Intervention baja un poco la intensidad, no siendo tan rápida con su predecesora, y quedándose en ese punto intermedio entre el Groove de discos anteriores, y esta nueva piel Death. Un tema más reconocible para los que llevábamos siguiendo a Soulfly desde hace mucho.
El disco sigue sin dar tregua apenas, y tras una minúscula introducción, de nuevo Gladiator vuelve a atacarnos. Como si no quisiera olvidar de donde viene Soulfly y que los ha hecho famosos (musicalmente hablando, claro está), el interludio breve con algún instrumento exótico no podía faltar (creo que es un sitar indio en este caso). Esto, mezclado con los blast beats y los solos de Rizzo, le dan ese encanto que tanto gusta de los Soulfly, y al final el maldito tema resulta de lo más pegadizo con los estribillos.
Legions y American Steel siguen por la misma senda, un Groove/Death machacón que deja esos respiros ocasionales en los pequeños interludios tranquilos. E incluso en American Steel se permiten el detalle de introducir ciertos guiños al Metal Moderno.
Su final calmado dará paso a otra de las burradas del disco, con el nombre de Redemption Of Men By God. Pero que no os engañe es hecho de que el tema no vaya a la yugular nada más empezar. En cuanto menos nos lo esperemos el dúo vocal entre Cavalera y Dez Fafara nos aplastará la cabeza. Uno de los grandes aciertos de este disco ha sido precisamente este dueto, que le otorga más crudeza al disco si era posible. Sin embargo aquí no me parece tan acertado ese cambio brusco de la parte agresiva a la calmada, es algo que debía ser progresivo, y no de la manera que se ha hecho, que parece que se les olvidó meter el interludio en el disco y lo metieron deprisa y corriendo.
Mientras Treachery nos ofrece otro corte que no desentona con el resto del disco, siendo igual de contundente a lo que nos ha acostumbrado este Enslaved, Plata o Plomo se revela como el tema más curioso del disco. Aquí el que comparte tareas vocales con Max es el propio bajista de la banda, Tony Campos, no debería resultar extraño pues esta tarea ya la hace en Asesino, y al igual que en esa banda, aquí también ha decidido cantar en su lengua materna. Con lo que tenemos una canción peculiar, cantada a partes en español y portugués, y para potenciar más el carácter latino del tema, qué mejor que tener a Rizzo en la guitarra española, y por si fuera poco, el tema va "dedicado" a las tropelías de Pablo Escobar, ese infame narco colombiano. Llamativo cuanto menos.
Sin embargo la recta final del disco va decayendo. Esta vez los juegos de Cavalera con el Doom en Chains no salen tan bien parados, y aunque el tema vaya cogiendo velocidad poco a poco, se queda en un tema correcto, pero no a la altura del resto de cortes. Donde sí le han podido las ansias ha sido en el tema que cierra el disco (en la edición normal). Revengeance es otra oda a la muerte de su desaparecido hijastro Dana. Aprovechando que sus hijos e hijastros tienen ya una edad considerable, ha decidido meter a sus dos vástagos y a su hijastro Richie (que este ya lleva bastante metido en estos asuntos). Y la verdad es que las ganas por meterlos a todos, acaban arruinando el tema por completo. Uno de ellos está a la batería, y en fin, no hace mal trabajo, del otro hijo que está a las voces, que me perdone su padre, pero no sirve para esto. De Richie poco que decir, cumple y poco más. Pero es una canción monótona y que no acaba de arrancar nunca. Ese breakdown final, bastante mal ejecutado (supongo que a los niños les gustará todo eso del Metalcore, y papá, que se apunta a cualquier moda, decide hacerles caso), que acaban por joder todo.
Es la única pega importante que le he visto al disco, y es una pena, porque tiene una banda que podría haber mejorado muchísimo el cierre, aunque, por suerte es la única mancha importante en el disco. ¿Que ha sido de la clásica instrumental homónima? En este caso ha sido desplazada al último de los bonus tracks.
Poco que comentar, como siempre Soulfly VIII gustará a unos y a otros no, y establecerá comparaciones con las anteriores. Antes tenemos los otros dos temas extra, Slave y Bastard, que podrían haber cabido perfectamente con las demás, ya que siguen con la misma línea de todo el compacto.
Slave tiene un guiño impagable al pasado de Soulfly, y Bastard posee un inicio bastante melódico que no habría venido mal en la parte intermedia del álbum. Muy difícil se lo pone Cavalera a los Sepultura actuales, que ya amenazaron con ese feroz Kairos. A elección del público queda decidir cuál es mejor, pero lo cierto es que este "pique" a quien nos beneficia a nosotros. Mucho me ha sorprendido esta vez Max para bien, pero que no se confíe, tiene tendencia a quedarse atascado y dejarse superar, y además, no siempre podrá vivir de los borrones y cuenta nueva de banda ¿no?

Nota: 8'5

Crítica de discos: Machine Head - Burn My Eyes (1994)


Más que a muchos les duela reconocerlo el Thrash Metal estuvo muerto durante mucho tiempo, y esta nueva ola, no es más que una moda pasajera, que decaerá de nuevo, y se repetirá el circulo. Ciclo de vida, todos los géneros han tenido su momento de apogeo, de decadencia y resurgimiento. También está pasando con el Death Metal, y últimamente, por lo que estoy oyendo con el Stoner. En cualquier caso, parece que a cualquier seguidor del género le ofenderá que le digas que su música pueda caer en el ostracismo.
Puede parecer que tiro piedras contra mi propio tejado, porque nunca he escondido que mi subgénero favorito es el Death Metal, aunque soy plenamente consciente de que mi subgénero predilecto no siempre estará con un estado de salud óptimo, también se sacar algo positivo de estas.
Primero porque te permite quitar mucha morralla de la mesa, y segundo porque obliga a los artistas a innovar, y puede que sea por esta necesidad por la cual salen cosas tan genuinas como esta.
Años 90, Pantera surgen prácticamente de la nada y sorprenden a todo el mundo con un sonido grave y machacón, que casi de inmediato crea escuela. Incluso los propios Sepultura se impregnan de la nueva moda con su Chaos AD, aunque con ingredientes (tribales) propios. Y he aquí uno de los coetáneos de los texanos.
Irónicamente, y aunque pueda parecer mentira hoy día, Machine Head tardaron mucho en ser aceptados en su propio país, y donde realmente tuvieron un éxito considerable con este disco fue en Europa, en América, hasta que no dieron a luz a The Burning Red, mucho más acorde con el movimiento del Nu-Metal que movía millones en el país de la libertad.
Y sacando un poco de pecho, podemos decir que en el viejo continente siempre hemos sido más exigentes, pero también sabemos apreciar mejor lo bueno. Estos son los Machine Head más auténticos, sin tantas complicaciones como en sus últimas obras, excelentes, todo sea dicho, pero completamente alejadas del núcleo de lo que son Machine Head. Temas directos, contundentes, y machacones. Groove Metal puro y duro, aunque con ciertas influencias que le dan ese toque particular. Y como no, mucha crítica política y social en prácticamente todas las letras. Un hijo de su tiempo...
El disco comienza con el que, por méritos propios, se ha convertido en el himno de la banda: Davidian. Una introducción de batería demoledora, y unos riffs cortantes nos enseñan que lo que viene es distinto, ya no es Thrash, es un monstruo diferente. La voz de Flynn no es gutural, pero si muy grave. Nada que ver con las chillonas voces de la Bay Area. ¿Que nos llama la atención? Esa base rítmica tan contundente, que no se concentra excesivamente en los solos (que haber, haylos) y que nos aplasta los oídos. Para finalizar el tema, una sección final de Slam, que ataca incisivamente, una y otra vez y nos mantiene pegados al suelo. Para el recuerdo queda esa frase en los estribillos, donde la solitaria voz de Flynn nos grita "Let the freedom ring with a shotgun blast". Primera puñalada a la América que adora las armas y ha permitido que se produzcan masacres como la de los davidianos.
Old es aún más contundente si cabe, con una pesada base rítmica que abre la canción y enseguida abre paso a los riffs de Logan Mader y Robb Flynn. Incluso con lo abrasiva que es, consigue que el estribillo se te quede pegado en la mente. Su sucesora, A Thousand Lies, es una de las más completas de todo el disco, desde el ritmo lento y pausado al principio, de pronto mete el acelerador y vuelve a convertirse en un martillo pilón para los oídos. Y cuando pensamos que el tema no da para mucho más, de nuevo otro golpe de efecto y Machine Head demuestran donde están sus raíces, para, acto seguido, volver a destrozarnos con ese ritmo aplastante.
Un tanto extraña es None But My Own, uno de los temas más oscuros del disco (y ya es decir, porque el álbum ya es muy negativo de por si....), donde se entrecruzan las influencias de los Alice In Chains, con ese inicio tan decadente, con un Groove ralentizado, y una parte final apoteósica donde parece que, de nuevo, volvemos a la vieja escuela de San Francisco.
The Rage To Overcome y Death Church siguen el mismo camino, contundentes y muy oscuras, la 2ª incluso tiene ciertas influencias industriales, por ese sample que usa al principio del tema, y lo repetitivo que se hace el tema, conscientemente, claro.
Hemos hecho referencia varias veces a las influencias de la vieja escuela thrasher que tienen los de Oackland, pero no podemos obviar que MH le deben mucho al Hardcore americano, como así lo atestiguan la parte final (e inesperada) de A Nation On Fire y la que supone un homenaje en toda regla, Blood For Blood.
Para casi el final, y darnos un respiro ante tanta contundencia, llega la semi-balada suicida, I'm Your God Now, que supone toda una grata sorpresa. Cabría pensar que no pega nada con el disco, que estaría desentonada... pero nada más lejos de la realidad, encaja perfectamente con el tono negativo del disco.
La parte final no baja el ritmo, con la corta instrumental Real Eyes, Realize, Real Lies. Este juego de palabras funciona perfectamente si prestamos atención a los samplers utilizados, más crítica social contra las mentiras de los dirigentes. Tema muy manido, si, pero que bien les queda....
Block supone el cierre perfecto para el disco, un tema más "animado" en comparación con la oscuridad tan densa que hemos tenido en los temas anteriores. Más parecido a Davidian y Old, con un estribillo que fácilmente se queda grabado en tu cabeza.
Con este álbum Machine Head darían la sorpresa, metiéndose en prácticamente todos los festivales europeos, de renombre, Monsters Of Rock, Dynamo Open Air... y teniendo el privilegio de telonear a Slayer.
Sus deslices con The Burning Red y Supercharger les costaron muy caro, lo que hace que todavía hoy, muchos sigan despreciandolos por aquellas obras, a pesar del tiempo transcurrido. Pero Burn My Eyes es distinto, es anterior a todo eso, son los Machine Head en estado puro, cuando era solo agresión pura y dura, y muy cabreada con el mundo.

Nota: 9'5

jueves, 19 de abril de 2012

Sin lastres


Tras una pausa más larga de lo que me gustaría, debido a algunos trabajos de la facultad, por fin puedo comentar una noticia que para muchos será mala, y para otros buena (y también habrá a quien se la pele, como todo).
Supongo que con la fotografía de inicio muchos ya sabréis a lo que me refiero, que no es ni más ni menos que la salida de Mikael Akerfeldt de Bloodbath. La gracia del asunto es que ya dejó la banda en 2003 para dedicarle más tiempo a Opeth, y aunque tocó con ellos en Wacken 2005, ya que su cantante oficial en este tiempo: Peter Tägtgren es un hombre más ocupado aún, volvió en 2008 y por el mismo motivo que hace nueve años, abandona otra vez el barco.
Como me esperaba, ha habido muchos lamentos ante la noticia. Akerfeldt es un cantante genial, y cualquier banda estaría encantada de tenerlo en sus filas, y sería una enorme pérdida quedarse sin sus servicios.... pero no para Bloodbath, para la banda sueca ha sido una ganancia.
Si, más de uno dirá que cómo puedo decir eso, si Akerfeldt es un músico excelente, que mire a Opeth, que blablabla. Ahí está el problema. Me da la sensación de que muchos que se han lamentado de la noticia, son fans de Opeth, y a buen seguro más de uno sólo escuchaba a Bloodbath por Akerfeldt, así que lo que les fastidia es que su ídolo se ha quedado sin una banda. Pero yo lo diré así de claro, no soy fan de Opeth, sino de Bloodbath, y mucho. Tanto es así que son una de mis bandas predilectas. Como he mencionado en alguna vez, se me cae la baba con el Death Metal sueco, y escuchar a una banda que recoge lo mejor de este movimiento me vuelve loco.
Precisamente porque conozco a Bloodbath desde hace mucho, y no por Akerfeldt, soy de los que piensan que Bloodbath han hecho muy bien al librarse de nuestro amigo. Doce años de historia y sólo tres discos, dos EPs y dos DVDs, pero demasiada camiseta. Por mucho que me gusten Bloodbath, poca seriedad  le da esto a la banda. Parece más un capricho de unos músicos que se aburren, y realmente empezó así, pero la calidad que tenía su material pedía a gritos ser explotado en directo, y no ha sido hasta 2005 cuando por fin dieron un concierto. El motivo siempre era el mismo, falta de tiempo debido a los compromisos con sus bandas principales. Pero a medida que ha avanzado el tiempo, parece ser que Akerfelt era el único que suponía un lastre. Ya lo dijo Jonas Renkse (cantante de Katatonia, reconvertido en bajista aquí) en 2010, que a ellos les gustaría hacer más cosas, una gira de verdad, por ejemplo, pero que el único que no quería era Mikael por sus compromisos con Opeth (minuto 2:02 si quereis oirlo de su boca)



En otras palabras, esto ya se veía venir. Si queremos que Bloodbath sea una banda en condiciones, y no algo como un mundial, que se vea cada cuatro años, esto era necesario. Todos parecen muy dispuestos a llevar a Bloodbath al siguiente nivel, y ahora pueden aprovechar todo su potencial. No sirve la excusa de que ahora que no está Akerfeldt, no va a ser lo mismo. Voy a ser muy subjetivo, pero me da igual, ahí está uno de los mejores discos de Death Metal de la última década como es Nightmares Made Flesh, con Peter Tägtgren, y aunque sea imposible, al estar ocupado siempre con Hypocrisy y Pain, Tägtgren sería la voz perfecta para Bloodbath. Sin embargo ellos dicen que ya tienen cantante, del cual todavía no desvelarán nada, aunque no creo que sea alguien que tenga otra banda grande. Ya han tenido suficientes problemas por  ahora con combinar agendas.
Por si queda alguna duda de que al último al que Bloodbath le importaba algo era a Mikael, aquí van sus propias declaraciones. En pocas palabras, ya ni lo veía divertido y sabía que los demás se lo querían tomar en serio.
Puede que sea un poco duro con Akerfeldt, pero nada más lejos de la realidad, se ha portado de manera ejemplar, aceptando que ahí no tenía nada más que hacer, y quitándose de en medio para no molestar. No creo que la separación haya sido en malos términos, todo lo contrario, cada uno por su lado. El cantante consigue más tiempo para su banda, y nosotros una banda con total disponibilidad para hacer lo que les gusta, y sobretodo, la posibilidad de verlos en directo.
Eso si, menudo papelón va a tener el nuevo para igualar a dos malas bestias como Tägtgren y Akerfeldt, aunque sabiendo como son las cabezas pensantes detrás de Bloodbath creo que no debemos temer.

domingo, 8 de abril de 2012

Crítica de discos: Disfiguring The Goddess - Circle Of Nine (2011)


Al escuchar este disco me sentí como aquel profesor que tiene simpatía por un alumno, pero no puede aprobarlo simple y llanamente porque el alumno no da la talla.
Ciertamente tenía ganas de hincarle el diente a algo de esta banda. Para quien no conozca que tiene de peculiar esta banda, le comento que está compuesta por una sola persona: Cameron Argon, que actúa bajo el sobrenombre de Big Chocolate, quitando lo ridículo del nombre, lo conocí a través de este video.
El otro que le acompaña es Jamie Hanks, de I Declare War, banda de Deathcore donde todo el talento está en la voz, porque en el apartado musical, mejor ni hablamos. Pero volviendo a nuestro amigo con tan peculiar nombre, enseguida me fije que era un hacha dominando los guturales muy profundos. Ni siquiera me echó para atrás su faceta de DJ y el haberse hecho famoso por hacer remixes de bandas como Suicide Silence o Whitechapel. Como vemos, un hombre asociado a toda la escena del Deathcore que tanto aprecio. Aún así, deje mis odios aparte y decidí escuchar algo de su banda, tenía ganas de oír esa fantástica voz en acción.
Eso sí, con semejantes características, estaba muy claro lo que iba a encontrar, Brutal Slam Death Metal, y sin embargo me llamó la atención ver en muchos lugares cómo catalogaban al álbum como Brutal Deathcore, pensé que tal vez sería por la fuerte asociación que este artista tiene con dicha escena.
A la hora de escucharlo, uno se da cuenta que la etiqueta le viene muy bien. Temas de Brutal Death con abundancia de breakdowns y con voces dobladas que tanto gustan por esos lares. Pero independientemente de que se cataloge como Brutal Deathcore, Brutal Slam o lo que sea, me he llevado una decepción enorme.
Lo malo de hacerte un disco tu solo es que las carencias que puedas tener a la hora de tocar determinado instrumento salen a la luz muy fácilmente.
¿Se salva algo en este disco aparte de la voz? Absolutamente nada.
Para empezar todos los intrumentos y la voz siguen punto por punto el riff principal, con lo que nos quedan temas muy monótonos y aburridos. El bajo realmente aquí no sirve de absolutamente de nada, la guitarra lo suple con creces, mientras que la batería lo único que hace es meter el pedal, y ya está, la única variación va a ser: o más rápido o menos rápido, y los riffs aparte de no ser nada nuevo, e intentar dar la impresión de que son lo más técnico del mundo, parece que tienen prisa por llegar a los momentos de slam, y de ahí no los saques.
Supongo que sabedor de que el disco podría hacerse monótono, Big Chocolate decide meter algunos momentos de pausa, como el solo de bajo de The Age Of The Seraphim o el teclado del comienzo de Breaching The Clone, intentando darle un toque de variedad y de exotismo a los temas, y se queda en eso, en un intento, porque además parece que están metidos por meter, como si le hubiesen obligado a meter las pausas y lo hubiese hecho de mala gana. Por mas que lo intenta estos momentos de pausa no pegan para nada.
Pero que nadie piense que esta mala crítica se la lleva por ser un disco de Deathcore o que yo no se de Brutal Death, conozco mejores ejemplos de Brutal Death y de Deathcore. Le pongamos la etiqueta que le pongamos, esto es un mal disco, un intento por ser el más bestia del barrio, que se queda en media hora de temas lineales. Cualquier tema podría pasar por otro perfectamente, o ser todo un tema de media hora, lo que sería bastante inaguantable.
Está claro que a Big Chocolate le vendría muy bien tener músicos de verdad en su estudio que puedan hacer temas decentes, porque que tengas una muy buena voz no significa que seas bueno en todo lo demás. Es una pena, pues a esa voz se le podría haber sacado mucho mejor partido.

Nota: 3

miércoles, 4 de abril de 2012

El por qué del odio (Una visión particular)


Muchos que entráis en este blog asiduamente, o me conocéis en persona sabréis que mi aprecio hacia el Metalcore y el Deathcore es bastante limitado. En más de una ocasión he expresado mi odio a este estilo moderno, y muchos pensarán o que, bien tengo razón, o soy muy cerrado de mente e incluso habrá dudas de por qué, yo y muchos otros detestamos a bandas como las que presiden este artículo.
Sin embargo, nunca he ocultado que hay unas cuantas bandas agrupadas bajo este subgénero que tienen mi aprecio, As I Lay Dying, Caliban, All Shall Perish, Heaven Shall Burn, y alguna más que seguro me dejo en el tintero. Pero volvemos a lo mismo de antes, en cuanto una banda cae agrupada en este cajón, es muy difícil que consiga la aprobación de los sectores más inmovilistas, aunque dicha banda deje atrás su pasado en el "Core", ese estigma siempre les perseguirá. Creo que el caso más claro de esto es la banda que, a la postre creo el Deathcore, o al menos, lo definió completamente. Hablo de Job For A Cowboy que con su EP Doom se ganaron muchísimos seguidores, pero más detractores aún. Siendo conscientes de esto, para su siguiente disco Genesis decidieron adoptar un sonido más ortodoxo. Supongo que este cambio se debió a que fueron conscientes de que su estilo Deathcore, su audiencia sería bastante limitada.
Se establecen muchas veces paralelismos entre el Metalcore, el Nu Metal y el Glam Metal, pues ambos géneros siempre han sido despreciados y nunca han sido aceptados por la mayoría de los metaleros. Posiblemente esto nunca cambie, pues algo que no mucha gente recuerda es que ni el Thrash, ni el Death ni el Black al aparecer se salvaron de la quema, fueron vistos básicamente como ruido para punkis. Sin embargo con el paso del tiempo la situación cambió y ahora son bien vistos por la mayoría de metaleros. Otra cosa distinta es que les guste o les deje de gustar. Sin embargo pasan los años y el Metalcore y el Deathcore no consiguen esa aprobación general. Hay ciertas bandas que son excepción, claro está, pero su camino de momento está en desaparecer por completo y que sólo queden unas pocas bandas por el camino, que posiblemente también se distancien de la moda. ¿No me creeis? Poison, Winger, Warrant, Slaughter, como bandas de Glam que tuvieron su momento de gloria, y que ahora o bien están separadas o se dedican a tocar en bares de mala muerte. Sigo con Slaves On Dope, Scars Of Life, Kill II This, Kittie, por no hablar de Limp Bizkit o Korn, una se ha reunido cuando no la echaba de menos nadie, han hecho la misma cosa que estaba de moda hace once años y como consecuencia su discográfica los ha echado. Y de Korn ni hablamos, su intento de llamar la atención volviendo a sus raíces no impactó lo suficiente, así que se han dedicado a ir de visionarios con la moda electrónica del momento, el Dudbstep.
¿Que a la mayoría de bandas de Deathcore les espera un decadente destino? Muy seguramente, pocas sobrevivirán, pero no me atrevo a decir qué será de ellas porque puede pasar cualquier cosa.
Pero vamos a jugar limpio, voy a empezar por lo estrictamente musical para decir por qué el Metalcore y el Deathcore tienen tan mala prensa.
Hay que remontarse al 2001 para ver de que estamos hablando cuando nos referimos a Metalcore hoy día (pues, otro dato que suele olvidarse, Metalcore solía usarse para denominar a las bandas que fusionaban Hardcore y Thrash, lo que viene siendo Crossover Thrash), el ejemplo más claro son Killswitch Engage, con su tema My Last Serenade



Hay que admitirlo, la canción empieza bastante bien, pero en cuanto llegamos a la primera estrofa nos damos cuenta de una cosa, los riffs aparecen entrecortados por Breakdowns, y no es una vez, ni dos, sino constantemente. Primer fallo, los riffs en el Heavy Metal son sagrados, y aquí los sacrifican, algo que en el Harcore importa menos, pero esto no es Hardcore, después vamos a los estribillos, con esa voz melódica, que tan buen uso comercial tiene, y que recuerda a los modernos In Flames, tambien bastante odiados. Es decir, algo suavizado, hecho para un público más ámplio, y eso no gusta nada. El Death Metal Melódico, que es de donde toma mucha influencia el Metalcore, tenía el encanto de ser una música bestia con toques de melodía, que si, lo hacían accesible, pero para el que, por ejemplo, escuchaba más Thrash y no estaba muy acostumbrado al Death, o para el que dentro del propio Death quería algo más variado. Pero en definitiva no había una gran accesibilidad. El Death Melódico en esencia era Death Metal con riffs de Iron Maiden o Judas Priest.
No obstante el Death melódico tardó un tiempo en ser aceptado, y el cambio de In Flames, que eran los más populares del trío de Gotenburgo, hacia sonidos más accesibles, no ayudó demasiado. Al igual que el Slaughter Of The Soul de At The Gates con un sonido increiblemente limpio y preciso, y aunque no contenía los famosos breakdowns, su sonido accesible lo convirtió en una biblia para el Metalcore americano. El Death Melódico siempre ha sido mirado con recelo, hay grandes bandas como Dark Tranquillity o Insomnium, e incluso ha habido una nueva corriente que ha jugado con el Doom en sus composiciones, como Ghost Brigade o Mar de Grises.
Sin embargo el Metalcore cogió la vía fácil, el esquema "malote-tengo sentimientos-soy malote", vamos, estrofa brutal, estribillo melódico, estrofa brutal, y todo ello sacrificando los riffs.
Pero encima, después vinieron Shadows Fall, All That Remains, Bullet For My Valentine.... todas ellas enseguida tocan el santo y llegan las ventas, las discográficas eyaculan ante el nuevo filón de ventas, y el público muy joven que se siente atraído por esta agresividad fácil, accesible, recién sacada del horno. Lo que provoca que se crean los más bestias de la zona sin preguntarse de donde viene su música predilecta, ni conocen el Death Melódico (aparte de In Flames, claro, aunque en algunos casos ni eso), y ya ni hablamos del Death Metal de toda la vida, el Thrash, etc. En pocas palabras, han aprendido a correr antes que a andar y encima no parecen cambiar de actitud, muchos no se esfuerzan en investigar de donde viene su música, y se quedan con lo moderno, lo que es fácilmente digerible (de nuevo la lucha contra la industria de masas, lo que vende, lo que es idéntico y vende bien). Acaban de llegar y ya son los más "jebis" del barrio.
De ahí que muchos, al ver un chaval con una camiseta de Bullet For My Valentine, nos den ganas de abrirlo en canal.

Pero es con el Deathcore cuando definitivamente se jode todo. Tocan a uno de los pilares del Heavy Metal, el Death Metal, y lo fusionan con la accesible del Metalcore. Vuelven los breakdowns, pero además lo fusilan con elementos del Black Metal, e incluso el Grindcore, aunque no se yo si los propios artistas lo harán conscientemente...
Los cantantes, en un alarde de macherío deciden usar gritos más propios del Black Metal, en plan "mira todo lo que se hacer" si algo no falta en el Black son puristas, y ahora la plaga les llega a ellos.
Y los breakdowns y los chugging riffs de nuevo. El Death siempre ha tenido riffs fantásticos, pero ahora la falta de originalidad se suple con el mismo recurso, ¿Que sólo se les ocurre música para 50 segundos? Pues nada, a rellenar con breakdowns hasta que nos cansemos o con los chugg. Hay técnica, si, pero si no eres capaz de hacer un riff decente, da igual lo bien que muevas con el mástil.
Porque puede ser que el Death Metal hoy día, pues no haya mucha variedad, que las canciones y los temas se parezcan, pero un breakdown es un breakdown, no hay más vuelta de hoja, y rellenar un disco entero con ellos, sin venir a cuento, denota una falta de recursos impresionante. Un tema de Death Metal normal y corriente te obliga a estrujarte mínimamente la cabeza para que todos los temas se puedan distinguir unos de otros. Pero cuando tu única motivación es, no componer música, sino hacer momentos para que los niños hagan moshpit... Para que esperar a ese solo de guitarra, cuando todos esperamos ese momento para pegarnos en el concierto. No nos engañemos, no soy el primero que se va al pogo, mosh, a pegarse un rato, pero no es mi única motivación en un concierto, me gusta oir la música.
Lo que me lleva a las letras, esa agonía de adolescente cabreado, con grandes frases gritadas, con coros y todo, a lo Hardcore, para llamar más la atención, como "Pull The Trigger Bitch" o "Disrispect Your Surroundings". Cierto que las letras de gore tampoco son muy serias, pero no dan vergüenza ajena.
Y como no, el éxito comercial llega, Winds Of Plage, Suicide Silence, Bring Me The Horizon, Emmure, etc.
De nuevo demasiadas bandas y todas
cuentan con los mismos elementos, el mercado se satura.
Además cuentan con un pequeño detalle, muchísimo público femenino muy joven, atraído por el cantante extremadamente tatuado de la banda, con pelo que pseudoemo, y que convierten a estos cantantes en "teen stars" más que otra cosa. Esa es la motivación de muchas ¿conocer las raíces musicales de la banda? Ni se contempla. Los chavales por su parte, suelen parecerse más a emos que a metaleros convecionales, con demasiados tatuajes, y demasiadas dilataciones en las orejas. También está la opción de vestir con esas camisetas de tirantes extra grandes, con dibujos saturados de color.
Como veis un culto a la exageración, todo resulta demasiado grotesco. Gran parte de que el Deathcore sea un género bastardo es culpa de sus fans. No visten como el metalero medio, ni pretenden, con lo que son excluidos socialmente, quedandose como un grupo aparte, además, su corta edad y su poco conocimiento músical (por regla general) les hace ganar más enemigos.
No obstante, hay algo bueno, al igual que pasó con el Nu, algunos de ellos seguirán interesandose por todo este mundo, y empezarán con cosas más convencionales. O lo que es lo mismo, muchos usarán todo esto para forjar un comienzo e ir introduciendose poco a poco, y el que ahora escucha Despised Icon, puede que dentro de dos años este enganchado a Iced Earth o Hammerfall.
Además, el recelo que se tiene hacia el "recien llegado" es algo común en el ser humano, y no es distinto en esta tribu urbana ¿que muchos con el tiempo pasarán? si, pero otros seguirán en esto, y posiblemente acaben en unos años criticando la siguiente moda. El ser humano es así.
Eso si, ciertas bandas han conseguido bastante reconocimiento a pesar de estar agrupados en estos subgéneros, como As I Lay Dying, Heaven Shall Burn u All Shall Perish. Ayuda el hecho de que su vestimenta esté mucho más cercana a las bandas "de toda la vida" y sobretodo porque han aprendido (el debut de muchas bandas de este tipo, dejan mucho que desear) a no abusar de ningún elemento, a innovar en sus esquemas. Los elementos típicos del subgénero están, si, pero no siempre presentes, o camuflados mediante potentes solos o blast beats. Buena prueba de que cuando una banda se aleja de los esquemas "core" consigue mejores resultados.
Sin embargo, también toca entonar un Mea Culpa. Hay que admitir que nosotros nos ponemos un tanto paranoicos, y a la mínima que nuestras bandas favoritas muestran, o intuyen mostrar algún rasgo de estos subgéneros, enseguida nos echamos encima. No hay más que recordar la que se lió con Cryptopsy y su The Unspoken King, ese álbum incluía voces limpias y breakdowns, algunos fans incluso desearon que el autobús de la banda se estrellase. Y es que a veces, los límites están muy difusos. Hay veces que ni sabemos si una banda es Brutal Death o Deathcore. Ej. Trigger The Bloodshed, Beneath The Massacre... son bandas que bien han tenido un disco que podría ser etiquetado como Deathcore, pero aún así es relativo, porque cada uno lo llama de una manera. Sinceramente a veces no vale la pena comerse tanto la cabeza y estar preocupándose de etiquetar la música, todo por evitar convertirse en uno de estos niñatos pseudoemos. Y sin embargo, uno va conociendo tantas cosas que al final se da cuenta que ninguno de esos niños conozca quieres son Beneath The Massacre.
Todo esto es una visión muy subjetiva, puede que muchos no esteis de acuerdo conmigo, y que no tenga ni idea de que va la cosa, pero, estos son mis motivos.